Al atreverte a sentir esas conmuevas, puedes entender que es lo que es lo que estabas evitando al eludir la soledad. Posiblemente si evitabas la tristeza o la añoranza por una perdida, por servirnos de un ejemplo, el poder sentirlas te ayude admitir y asumir la situación tomando un papel más activo y comenzando a realizar el desafío. Al sentirnos solos conectamos con la sensación de desamparo, de desprotección y de necesidad insatisfecha, que nos genera miedo, inseguridad, tristeza o angustia. El miedo a la soledad puede ser vehículo para sentir otras conmuevas como tristeza, preocupación o angustia. Esto ocurre —apostilla Pilar García— por el hecho de que asociamos la soledad a algo negativo y poco deseable y, por consiguiente, se deriva a la percepción de estas emociones. Aunque es probable que todas y cada una las personas tengan en algún momento esta percepción, si vemos que se transforma en una preocupación día tras día y, consecuentemente, perjudica a nuestra manera de relacionarnos, debemos dar un paso más allá y soliciar asistencia para tratarlo.
En caso de que esto no ocurra, es necesario pedir ayuda, para sobrepasar ese miedo a la soledad tan infundado y fruto de opiniones ahora obsoletas que nos permitirán gozar de la independencia que dejará desarrollar el potencial que se tiene como ser humano. La soledad emocional es aquella que surge de la carencia o pérdida de una relación íntima con otra persona. Es esa sensación de vacío que nos ocupa en el momento en que alguien fundamental para nosotros, ya sea por separación, muerte o cualquier otra causa, desaparece de nuestra vida. En ese momento, nos observamos obligados a sobrellevar la pérdida, pero estamos perdidos y sin las referencias en las que antes nos apoyábamos para afrontar el día a día. Varios especialistas en salud mental han calificado a la soledad como «la gran epidemia del siglo XXI» y cada vez se prolonga más, más que nada en las enormes urbes, donde el contacto humano se marcha perdiendo progresivamente. En la ideología individualista contemporánea, mostrarse necesitado de aprecio y apoyo es poco menos que un síntoma de debilidad, cuando, paradójicamente, la sensación de debilidad es justo la consecuencia de estar solo.
Miedo A La Soledad Romántica
Estoy contentísima, si estoy en este punto tomando la vida y los cambios con más calma, con mucho más perspectiva y tomando resoluciones importantes en mi vida… es gracias a todo cuanto me has enseñado y lo que hemos trabajado. Y si además andas en un ámbito tan acogedor, amable y profesional, no puedo pedir más, muchas gracias. Si detectas que el miedo comienza a limitarte en tu día a día.
Aun de este modo, las dos expertos coinciden en que los dos miedos tienen en común los pensamientos de anticipación y el temor a la indecisión. El miedo que contamos a la soledad es fruto de una intensa inercia por depender de los demás. Cuando estamos con la soledad somos libres. Pero entonces aparece el temor a soltar, a dejar de atarnos a aquello que nos proveía una sensación de seguridad.
Cuando El Silencio De La Soledad Provoca Angustia
No es que vayamos con ese objetivo, debemos gozar. Pero todo se puede dar pues, si bien no nos lo creamos, hay algunas personas que hacen cosas solas y que la pasan bien de esa soledad dándole igual lo que puedan pensar los demás. Disfrutar de la soledad va a depender de nuestra aptitud introspectiva, dicho de otro modo, de la aptitud que tenemos para analizarnos. Dicha capacidad refleja el nivel de deber y también implicación que poseemos con nosotros mismos, o sea, hasta qué punto nos hacemos cargo de nuestra vida sin delegar en otros nuestro planeta interior y nuestros enfrentamientos.
Nadie más entrará en escena y la responsabilidad de saber administrar aquello que nos afecta queda de nuestra mano. Es entonces cuando vamos a poder disfrutar de la calma y estudiar a manejar el malestar. Cuando la soledad resulta incómoda o desagradable, hay un mensaje que busca ser escuchado. Algo no marcha bien si ocupamos constantemente todo nuestro tiempo con otra gente.
«Se tiende a meditar que estar solo es un fracaso o que no vamos a poder gozar de la vida si no poseemos a alguien a nuestro lado», dice la sicóloga, que sugiere admitir estos mitos para poder sustituirlos por ideas más reales y útiles. También, es interesante reflexionar sobre nuestros miedos. «Muchas veces el temor nos engaña y nos lleva por el camino que él desea. Por eso hay que saber hacia dónde deseamos ir, a fin de que en el momento en que este miedo se muestre, no nos desvíe de lo que enserio deseamos en nuestra vida», dilucida la psicóloga de TherapyChat. Por otra parte, resalta la relevancia de priorizar nuestro autocuidado; cuidarse en la forma de respetarse y sentirse mejor con nosotros mismos. La soledad es encontrarnos encerrados en nosotros, sin posibilidad de abrir una ventana a otra gente y con una sensación de que nadie nos hace caso.
Sin embargo, igual o más importante es la capacidad para estar solo. Estar a gusto con uno mismo es el primer paso para lograr estar bien con el resto. Por otro lado, es importante comprender que lasoledades un problema que puede llegar a ser grave, y más en un ambiente en el que vivimos, en una sociedad que hace invisible al adulto mayor. Y en verdad, se sabe que la Soledad va juntos con otros muchos problemas, como el debilitamiento de las redes de apoyo que da la sociedad, y la adopción de maneras de vida poco saludables.
Así que ahora entonces el cerebro empezó a asociar aislamiento y soledad a ocasiones peligrosas que había que eludir, sí o sí. El temor a quedarnos solos tiene la posibilidad de tener su origen en múltiples causas. Si hemos vivido algo doloroso anteriormente (un desengaño sentimental, por poner un ejemplo) que nos haya puesto cara a cara con el mucho más total aislamiento, es lógico que por nada de todo el mundo deseamos regresar a pasar por lo mismo.
Haremos todo lo posible por no estar solos y disfrazaremos dicho miedo con justificaciones falsas. Saltaremos de relación en relación sin saber ni siquiera qué estamos buscando. Volcaremos nuestra angustia en amigos y familiares para que soporten parte de la carga y nos alivien por un momento.