【️】aprende A Aceptar Lo Que No Puedes Cambiar

Elige entre las 0 categorías de las que te agradaría recibir artículos. Ahora bien, admitirlas a ellas no significa admitir el trato que nos dispensan. Tenemos que recordar cuáles son nuestros valores, nuestros principios y necesidades para crear un deber real con ellos. No admitimos frecuentemente cosas que simplemente son, cosas que han ocurrido y que no pueden cambiar, cosas que con una altísima posibilidad puedan suceder o incluso cosas que seguro pasarán. Aceptarte así como eres significa admitir tus fortalezas, pero también tus debilidades.

Una vez tomamos plena conciencia de de qué manera son las cosas y de que hay algunas personas que no van a cambiar su forma de ser o comportamiento, las admitiremos así como son. Admitir no es asumir, es entender qué me ocurre y de qué manera me siento cuando estoy con alguien o en el momento en que hago algo en concreto. ¿De qué forma podríamos afrontar estas situaciones para dejar de vivir una “felicidad a medias”? Estudiar a convivir de manera saludable con lo que no podemos modificar es primordial.

acepta las cosas que no puedes cambiar

Intenta no evaluar a la gente por sus opiniones, acciones o apariencia. Practicar la tolerancia y el respeto hacia los demás es clave para aceptar a los demás y a ti. Aceptar lo que es imposible cambiar nos asiste a ver la vida desde una visión más positiva.

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Los hombres y mujeres occidentales vivimos proyectados hacia el futuro, como una flecha en un arco tenso. Nuestra aptitud para influir en nuestras situaciones depende en una gran parte de nuestra forma de verlas. Y eso es dependiente a su vez de cómo nos vemos a nosotros. A menudo, dejar perder una batalla, soltando lo que creíamos poder ganar, significa ganarnos a nosotros mismos, y abrir la puerta a cosas bastante mejores. Frankl, a lo largo de su internamiento en los campos de concentración de Auschwitz y Dachau, aceptó que no podía influir sobre sus situaciones ajenas , pero decidió su actitud ante lo que se encontraba viviendo. Admitir la realidad presente tal y como sucede no supone resignarse con lo que nos está ocurriendo.

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El desafío es un período realmente difícil, pero preciso para despedirnos de la personal amada. Es esencial que te dejes pasarlo y llorar su pérdida. Pero, al unísono, es requisito que te mantengas conectado a la vida, por medio de otras personas queridas que siguen aquí y que te necesitan. El tiempo va a ir aliviando el dolor y, con frecuencia, estas ocasiones tan bien difíciles nos hacen mucho más humanos y más capaces de empatizar con los demás. Así que mi primer pensamiento fue la promesa de Epicteto. No podía controlar a los ladrones de Roma, ni ofrecer marcha atrás y cambiar lo que había sucedido.

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Aprender a adaptarse no significa rendirse o renunciar a tus sueños o a tus objetivos. Significa admitir los límites y encontrar la manera de trabajar en ellos. Esto quiere decir ser creativo, buscar resoluciones elecciones y hacer lo mejor con lo que tienes. Es importante aprender a tomar decisiones basadas en la verdad y no en la fantasía. Las quejas que no conducen a un plan de acción son una pérdida de energía, una energía que podrías usar de manera mucho más inteligente para buscar soluciones alternativas. Pregúntate qué te molesta y qué puedes cambiar verdaderamente de tu situación para mejorarla.

Responder Hola Vanesa, es atrayente tu pregunta y hacer esta distinción por el hecho de que son términos que en ocasiones se confunden. La clave que marca la diferencia es que la aceptación transporta a un estado de paz interna, al tiempo que en la base de la resignación, se destaca una sensación de indefensión. La aceptación implica dejar de identificarnos con determinadas situaciones y, más que nada, liberarnos de los sentimientos que nos dañan. El inconveniente de esta forma de pensar es que acostumbramos a sobreestimar la alegría que generan ciertas ocasiones, como probó un trabajo de investigación hecho en el Imperial College de Londres. Estos psicólogos brindaron dinero a un grupo de personas para que lo invirtieran y les solicitaron que estimaran cómo se sentirían caso de que ganaran o perdiesen. Asimismo reclutaron a un grupo de estudiantes que estaban a puntito de confrontar a un examen y les preguntaron qué contentos o tristes se sentirían según la calificación lograda.

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Acepta las cosas que no puedes cambiar y sigue adelante. Entendemos puesto que hay cosas que se aceptan pues hemos aprendido a gestionar su encontronazo en nuestra vida. Porque al fin y al cabo, el resto de puntos que nos envuelven nos son importantes y tenemos la posibilidad de fluir, seguir, construir una felicidad real.

Es primordial comprender que la frustración frecuenta depender de nuestras esperanzas. Si nutrimos esperanzas irreales y estas no se cumplen, nos sentiremos frustrados y también insatisfechos. Ese género de pensamientos dinamita nuestra vida y provoca que nos instalemos en las protestas y la amargura.

Admitir Los Fallos Del Pasado

La culpa es un lastre enorme que nos impide ser efectivos y felices. Todos disponemos deseos y esperanzas, pero la vida es dificultosa, y no todo es dependiente de nosotros. Lo realmente sano es llevar a cabo todo lo que está en nuestra mano y trabajar duro por lo que deseamos, sin obsesionarnos con el resultado. El resultado será una actitud de tranquilidad frente a los vaivenes de la vida, que va a ser de este modo mucho más sosiega.

Estudiar A Admitir Aquello Que Es Imposible Cambiar

Esa insatisfacción acostumbra dar pie a comportamientos desadaptativos que desarrollan aún mucho más frustración, cerrando así un bucle de insatisfacción que nos condena a la infelicidad. Almacena mi nombre, e-mail y web en este navegador para la próxima vez que comente. Descubre de qué forma combatir contra ello con nuestros artículos. La Mente es Fantástica Gaceta sobre psicología, filosofía y reflexiones sobre la vida. Cerrar una puerta para abrir otra diferente jamás va a ser un fallo. Tenemos la posibilidad de, por ejemplo, tener una relación muy compleja con nuestra madre, con nuestro padre, con enormes altibajos, y no por este motivo vernos en la necesidad de romper ese vínculo de manera determinante.